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viernes, 25 de diciembre de 2009

Theodor Adorno

Adorno nació en una familia burguesa acomodada de Fráncfort del Meno (estado de Hesse). Su padre, Oscar Alexander Wiesengrund, era comerciante de vinos y su madre, Maria Calvelli-Adorno, era soprano lírica. Su madre y su hermana Agatha (una pianista de talento) se hicieron cargo de la formación musical de Adorno durante su infancia.
Asistió al Kaiser Wilhelm Gymnasium, donde destacó como excelente estudiante. Durante su juventud conoció a Sigfried Kracauer, con quien mantuvo una estrecha amistad, a pesar de que éste era catorce años mayor. Juntos leyeron la Crítica de la razón pura de Kant, experiencia que marcó a Adorno en su formación intelectual.
Hacia 1920 compuso sus primeras obras musicales. Se trata de música de cámara vanguardista, atonal. Después de graduarse con méritos en el Gymnasium, Adorno entró a la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Fráncfort del Meno, donde estudió filosofía, sociología, psicología y música. En 1924 obtuvo su título con una disertación sobre Edmund Husserl. Entre tanto, escribió varios ensayos de crítica musical. Por un tiempo, el joven Adorno consideró la posibilidad de dedicarse a la música como compositor y crítico. En 1925 viajó a Viena, donde estudió composición con Alban Berg, y frecuentó a otros dos compositores clave de la Segunda Escuela de Viena: Anton Webern y Arnold Schönberg. Las teorías de este último sobre la tonalidad libre fueron fundamentales en la formulación de la idea de la Nueva Música, que Adorno desarrolló en muchos de sus ensayos. En los ensayos sobre música, Adorno ligaba la forma musical con complejos conceptos filosóficos. Son obras de difícil lectura, muy exigentes en términos intelectuales. Las implicaciones conceptuales de la nueva música no eran compartidas por los protagonistas de la Escuela de Viena, razón por la cual Adorno decidió regresar a Fráncfort y abandonar su carrera musical.
En Viena, Adorno también conoció a otros intelectuales cuyos intereses no estaban necesariamente ligados a los círculos musicales. Asistió a las charlas de Karl Kraus, el famoso satirista vienés, y conoció a Georg Lukács, cuya Teoría de la novela había impactado a Adorno en la universidad. De vuelta en Fráncfort, trabajó en su tesis doctoral bajo la dirección de Hans Cornelius. Finalmente, en 1931 obtuvo su venia legendi (el diploma que lo acreditaba como profesor) con su trabajo Kierkegaard: Konstruktion des Ästhetischen'.
En 1933 se incorporó al Institut für Sozialforschung (Instituto para la Investigación Social), adscrito a la Universidad de Fráncfort, de inspiración marxista, aunque pronto el régimen nacionalsocialista le retiró su venia legendi y tuvo que abandonar el país, huyendo del nazismo. Tras unos años en Oxford, en 1938 se decide a cruzar el Atlántico para instalarse en Nueva York, donde tenía su sede el Instituto de Investigación Social en el exilio. En 1941 se traslada a California para continuar trabajando en colaboración con otro miembro del Instituto, Max Horkheimer. Dialéctica de la ilustración. Fragmentos filosóficos (1944-1947), será uno de los múltiples resultados de esta colaboración.

A finales de 1949 vuelve a Fráncfort y, con Max Horkheimer, inicia la reconstrucción del Institut für Sozialforschung.
La última década de su vida, la de 1960, la dedica a la dirección del Instituto, a sus clases en la Universidad de Fráncfort , a la publicación de sus obras de mayor extensión y a una intensa relación con los artistas más vanguardistas del momento: en literatura, Samuel Beckett; en música, John Cage, en cine, Antonioni(Adorno está presente, aunque no físicamente, en La notte). Al morir, Adorno trabajaba en su Teoría estética. Había realizado ya dos versiones e iba a realizar la última revisión del texto.
En los años sesenta, Adorno fue a la vez inspirador y crítico de los movimientos juveniles de protesta, que muchas veces encontraron inspiración en su particular visión del marxismo y del rechazo a la razón como fin último. Cuando tras los sucesos del 68 Adorno criticó el "accionismo" (el privilegio de la acción de protesta por sobre la argumentación crítica), fue objeto de distintas protestas estudiantiles, incluyendo la toma de su aula. Durante el verano de 1969 Adorno decidió tomarse unas vacaciones haciendo alpinismo en Suiza, donde padeció ataques de arritmia y palpitaciones. Ignorando el consejo de sus médicos, partió a una excursión de la que no se recuperó, y falleció a los pocos días, el 6 de agosto, debido a un infarto al corazón.

Obras principales:
• 1931: Kierkegaard: Konstruktion des Ästhetischen
1944-1947: Dialéctica de la ilustración. Fragmentos filosóficos (Dialektik der Aufklärung. Philosophische Fragmente), junto a Max Horkheimer.
• 1951: Minima Moralia
• 1966: Dialéctica negativa (Negative Dialektik)
• 1970: Teoría estética (póstuma)

Aportaciones:

En 1949 regresó a Alemania con su colega Max Horkheimer. En ese año asumió el cargo de director del Instituto para la Investigación Social, que reconstruyó con Horkheimer. Revivieron la Escuela de Fráncfort de la Teoría crítica. Su filosofía continuó en la línea de un análisis del racionalismo como instrumento a la vez de libertad y de dominio, y de una crítica de la sociedad capitalista como restricción de las formas de pensamiento y acción. A este período corresponden su Dialéctica negativa (1966) y su obra póstuma Teoría estética (1970).
Entre sus contribuciones más destacadas a la filosofía, puede señalarse la ya mencionada Dialéctica de la Ilustración, en colaboración con Horkheimer, obra cuyo núcleo fundamental es la crítica al proyecto ilustrado concebido como dominio de la naturaleza. De acuerdo con dicha tesis, los excesos de la razón dominadora han acabado dado una prioridad absoluta a la razón instrumental, es decir, a una razón que se aplica a los medios (la tecnología, el entramado industrial, la sociedad administrada -verwaltete Welt-, etc), pero que ha perdido completamente de vista los fines esenciales que ha de perseguir el ser humano y a los cuales debería estar subordinada la tan ensalzada razón.
Otra de las obras fundamentales de Adorno es Dialéctica negativa, que puede considerarse el buque insignia de todo su proyecto filosófico. Lo que él propone como dialéctica negativa es una forma de dialéctica que trata de salirse del esquema hegeliano clásico, el esquema de diálogo entre opuestos que acaba en una síntesis reconciliadora, para hacer hincapié en aquellos aspectos negativos, en los flecos sueltos de la historia, en lo que no tiene nombre, en el desfavorecido... Con ello ya no estamos ante una dialéctica tradicional y hasta cierto punto neutra, sino que se apunta claramente hacia un lado determinado de la balanza; sobre todo, pretende desmarcarse de los planteamientos cerrados de la tesis y su antítesis, con lo cual, muy en la vía ya marcada por su colega Walter Benjamin se apela a un cierto nivel de trascendencia, que se sitúa en el margen de la cadena lógica de la dialéctica tradicionalmente considerada.

Max Horkheimer W.

Hijo de un fabricante judío, nació el 14 de febrero de 1895 en Stuttgart. Abandonó los estudios en 1911 para aprender un oficio y ayudar en la fábrica de su padre y participó en la I Guerra Mundial. Con la llegada del nazismo, debió huir a Nicaragua, donde siguió trabajando junto a otros pensadores de la Escuela de Frankfurt. Es uno de los padres de la llamada teoría crítica, que influida por las corrientes del marxismo occidental, elaboró una crítica de la cultura en el contexto del capitalismo tardío.
Su objetivo era crear una teoría de la sociedad que fuera emancipadora ya que Horkheimer –y los otros pensadores de esta corriente- pensaban que las ciencias sociales estaban dominadas crecientemente por la racionalidad instrumental, lo que les impedía ser un instrumento de liberación social. Para el autor, esto supone una crítica del positivismo ya que conlleva una aceptación de la facticidad que se cierra a cualquier posibilidad de transformación. Esta perspectiva fue aplicada a los estudios del totalitarismo, la familia, el mercado, etc. Horkheimer –junto a Adorno con quién escribió varios libros- se vio luego fuertemente influido por el psicoanálisis y las teorías de Max Weber, lo que le llevó a una crítica de la agresividad y la racionalización en la vida moderna. Actualmente es considerado uno de los más importantes pensadores del siglo XX. Sus principales textos son Dialéctica de la Ilustración, Fragmentos filosóficos (escrito junto a Adorno) y Crítica de la razón instrumental.
Horkheimer fue nombrado director del Instituto de Estudios Sociales de Frankfurt en el año 1929.
El Instituto se había fundado a principios de la década de los 20, en plena república de Weimar y en medio de una situación política agitada, pretendiendo ser el portavoz intelectual de los partidarios de la revolución social. El discurso inaugural, pronunciado por su primer director, Karl Grumberg, es en este sentido paradigmático. Los acontecimientos posteriores (burocratización soviética, nazismo alemán, control cultural occidental, etc.) van a hacer que este planteamiento revolucionario inicial derive hacia posiciones críticas del entorno social pero sin compromisos con ningún ideal social específico.
El apartidismo radical de los miembros del grupo durante su exilio americano y a su regreso a Alemania, son una buena muestra de ello, con la excepción quizá de Marcuse.
Esta crítica social se manifestará de diversas formas, según el pensamiento y las inquietudes de cada uno de sus miembros más destacados, pero que tiene algunos trazos que les son comunes:
1) La necesidad de una estrecha vinculación entre filosofía y ciencia.
2) Una perspectiva optimista de la sociedad humana, presumiendo en ella las potencialidades de desarrollar una sociedad más armoniosa.
3) La asunción de una orientación marxista aunque profundamente crítica con el marxismo ortodoxo.
4) El rechazo de la objetividad y neutralidad de las ciencias sociales ya que están estrechamente vinculadas con los procesos sociales, históricos, económicos y culturales. En consecuencia la imposibilidad de una ciencia social exenta de valores.
5) La preocupación por el tipo de relación con la naturaleza y el desarrollo acrítico de la tecnología.
En los escritos de Horkheimer de principios de los años treinta (que se nos han propuesto como lectura) podemos encontrar, aunque sólo apuntados, todos y cada uno de los trazos señalados. Su concreción definitiva se realizará en obras posteriores como "Teoría Tradicional y Teoría Crítica" (1937) o "Dialéctica de la Ilustración" (1944/1947, escrito conjuntamente con Adorno).
Efectivamente, Horkheimer defiende, a lo largo de ambos escritos, su visión materialista y dialéctica del mundo, y por tanto contingente, fruto de la sociedad que la ha visto nacer. Ello conlleva el rechazo de todo absoluto incondicionado; pero, para evitar el más puro relativismo, el deber del filósofo será comprender la moral a partir de las condiciones de su surgimiento y desaparición. En el presente trabajo vamos a intentar mostrar cómo Horkheimer esboza en estos escritos los puntos relacionados, con algunas referencias también a la "Dialéctica de la Ilustración" del que es autor el propio Horkheimer juntamente con Theodor Adorno.

Obras principales:

• Crítica de la razón instrumental, Ed. Sur
• Sobre el concepto del hombre y otros ensayos, Ed. Sur/Alfa
• Teoría tradicional y teoría crítica

Aportaciones:

1) La vinculación de filosofía y ciencia.
La necesidad de la unión entre filosofía y ciencia está claramente expresada en el primero de los escritos: "El materialismo exige la unión de la filosofía y la ciencia". Pero el significado de esta unión es precisamente la negación de la absolutización de los contenidos del saber y tomar consciencia de la temporalidad y contingencia de los mismos, entendiéndolos, no como un producto arbitrario, sino como la representación de determinados hombres en determinadas circunstancias. Por ello, todo conocimiento lleva el sello imborrable de su procedencia subjetiva.
De esta manera son rechazadas todas las metafísicas idealistas que afirman la autonomía del conocimiento, del saber acerca del todo; pero también se rechazan otras posiciones sensualistas procedentes del positivismo, aunque reconoce que son más imparciales y tolerantes que sus adversarias. Desde este punto de vista puede criticar el empiriocriticismo de Mach, muy en voga en la Alemania de principios de siglo y que será uno de los fundamentos de la filosofía de la ciencia del círculo de Viena (Carnap), que supone un sujeto independiente del tiempo y concibe la ciencia como simple proceso de acumulación de conocimientos. Lo que separa a Horkheimer de los positivistas son precisamente las tesis metafísicas implícitas en sus planteamientos: la invariabilidad de las leyes naturales, la posibilidad de un sistema cerrado… En fin, la férrea línea de demarcación que establecen entre las apariencias (de las que se ocupa la ciencia) y lo esencial (que se reserva a la filosofía especulativa). Horkheimer explica la ciencia como un proceso dialéctico mediante el que se forman los conceptos de los objetos con la aportación del sujeto. Y los tres polos de este proceso (concepto, objeto y sujeto) se hallan en tensión permanente. La tensión entre concepto y objeto nos brinda una "autoprotección crítica frente a la creencia en la infinitud del espíritu" y nos aleja de toda metafísica. La tensión entre concepto y sujeto es la que posibilita el avance científico y podemos compartir con el positivismo. La tensión entre sujeto y objeto nos impide "hacer coincidir absolutamente el saber con el objeto, como no sea en la sensación conceptual".
Esta contradicción. presente en toda la Ilustración desde Descartes (res cogitans y res extensa), es la que se expresa en las relaciones entre el hombre y la naturaleza, la que nos separa del positivismo y que es el germen de la propia autodestrucción de la Ilustración como defenderá en "Dialéctica de la Ilustración". Resulta pues claro que, bajo esta concepción, las únicas orientaciones para la acción que podemos obtener proceden de esta unión entre ciencia y filosofía. Porque al materialismo "no le importa la concepción del mundo o del alma humana, sino el cambio de las relaciones determinadas bajo las que los hombres sufren y su alma se atrofia". Y la ciencia pura nada puede decirnos al respecto.
2) La perspectiva optimista.
Horkheimer no deja de señalar una y otra vez que la razón instrumental ha propiciado un desarrollo económico que posibilitaría una vida mejor para el conjunto humano si las condiciones sociales fueran otras. Por ello, es indispensable que la reflexión filosófica tenga una dimensión emancipatoria de la que carece la pura razón instrumental. El mensaje de Horkheimer en este sentido es que esta dimensión es posible. La base de dicho convencimiento radica en que "las aspiraciones de los hombres a la felicidad han de ser reconocidas como un hecho natural que no necesita de ninguna justificación". Y, si esta sociedad ha conseguido que se les cierre el paso a la misma a un creciente número de individuos, surge con mayor fuerza la idea de una realidad mejor.
Es esta transición posible, la que debe ser objeto de la teoría y la praxis actual; pero no con un sentido ahistórico ya que los ideales de hoy, al materializarse en el futuro, se convertirán en nuevas realidades sociales que será preciso criticar y superar nuevamente. "De ahí que la historia misma no haya dejado de ser hasta ahora una síntesis de luchas". Si bien es cierto, como señalará en "Dialéctica de la Ilustración", que el proyecto racionalizador ilustrado ha posibilitado el proceso de alienación y reificación que, a su vez, ha terminado con el ‘sentido’ de los hechos, no deja de aclarar que sólo mediante una radicalización de los objetivos ilustrados es cómo puede superarse el proceso.
La moral, pues, va a jugar un papel fundamental en esta concepción optimista del género humano.
Pero no una moral basada en principios reguladores autónomos, sino una moral que exige explicaciones de toda miseria humana. "Nunca estuvo la pobreza de los hombres en una contradicción tan flagrante con su posible riqueza como en estas generaciones, donde los niños se mueren de hambre mientras las manos de los padres tornean bombas". Los hombres ya no son sujetos de su destino sino resortes de un sistema que no controlan y frente a esta situación sólo pueden responder con la compasión o con la política. Con la primera pueden combatir conjuntamente sus propios dolores y les conduce por tanto a la solidaridad. Con la segunda buscan la felicidad de todos los hombres y les conduce a la justicia y la igualdad. Compasión y política son, así, sentimientos con atributos ‘racionales’ que se hierguen como los principales mediadores entre lo particular y lo universal y como anticipación de un comportamiento liberado de toda opresión y degradación de la dignidad individual.
3) La orientación marxista.
Es muy visible en el vocabulario utilizado, sobre todo en estos primeros escritos. En "Dialéctica de la Ilustración" empezará a haber sustituciones de vocablos (obrero por proletario, empresario por capitalista, etc.) que significan más una separación de la versión estalinista del marxismo que de éste propiamente dicho. También es evidente que el marco conceptual de ambos escritos es marxista aunque conviene hacer algunas matizaciones. Para Horkheimer los procesos sociales son siempre históricos y, como tales, superables; Horkheimer no cree en la consecución de una sociedad comunista que acabe con todas las contradicciones. Tal como dice el propio Horkheimer parafraseando a Dilthey: "el materialismo renuncia a integrar , como lo hace la historia del espíritu".
Otro aspecto en el que se nota un cierto alejamiento de Marx, es en el tratamiento de lo éste llamaría superestructura. Aún reconociendo que el derecho, la política, la moral… son construcciones sociales de un momento histórico concreto, no se dice a lo largo del texto que sean fruto de la estructura económica y justificadores de la misma como había afirmado Marx.
Diríase que en Horkheimer el individuo, que había sido disuelto por Marx en el todo social de forma implacable, vuelve a adquirir una cierta relevancia.
4) La neutralidad de la ciencia.
Fue Max Weber quien impuso la idea de la ciencia libre de juicios de valor como paradigma de la objetividad, estableciendo con ello dos esferas disjuntas: la de los hechos (objetivos, medibles, perceptibles) y la de los valores (subjetivos, culturales, libres). Contra esta concepción, bien arraigada, se rebela Horkheimer afirmando que si la ciencia no incorpora un momento de subjetividad, lo que probablemente esté haciendo es incorporar acríticamente los valores dominantes. Aún reconociendo la verdad como condición necesaria (aunque no suficiente) de la verdadera ciencia, Horkheimer destaca que los intereses también determinan la investigación, aunque su autor no los reconozca. Todo método, todo objetivo científico, está condicionado por factores históricos y es ilusorio pensar que se puede prescindir de ellos.
Lo más adecuado es asumir que en la ciencia confluyen momentos objetivos y subjetivos y que esta teoría, preñada de valores, logra una "estructura epistemológica global, que da sentido a toda la descripción y a la que a su vez debe servir".
Esta teoría crítica, que más adelante caracterizará su obra, pone en cuestión tanto la lógica formal por su carencia de elementos sustantivos como la fenomenología por su pretensión de búsqueda de esencias eternas mediante la reducción. Los hechos desnudos no son suficientes para edificarla, pero no podemos hacerla sin ponerlos en la base de todo conocimiento. Y con ello, desembocamos nuevamente en la moral porque, en definitiva, cuando hablamos de valores morales, estamos hablando de necesidades y deseos, de intereses y pasiones humanas que son fruto de un momento social concreto y que no podemos referir a un reino de valores eternos como pretendía Kant. Cuando con la teoría crítica se consiga la articulación del conocimiento físico y social con los verdaderos valores emancipadores, se habrá empezado a poner fin a las contradicciones sociales que impiden la transformación social necesaria para acabar con la miseria de los desfavorecidos. Y cuando Horkheimer se refiere a estos valores emancipadores no los hipostatiza, sino que, como buen marxiano, se ciñe al análisis concreto de la situación concreta.
No podemos definir qué son la libertad, la igualdad o la justicia (los tres grandes ideales ilustrados que no han perdido vigencia), pero no es difícil percibir las situaciones que adolecen de opresión, desigualdad o injusticia. Y si la teoría no encierra una voluntad superadora de las mismas ¿qué utilidad tiene? Los materialistas, pues, exigen a la teoría esta articulación de conocimiento objetivo y valores morales otorgándole "a la teoría una significación decisiva, opuesta a la mera recolección de hechos".
5) La relación con la naturaleza.
Será el gran tema de la "Dialéctica de la Ilustración" cuya tesis central viene a ser que la Ilustración nace con el signo del dominio, con el afán del hombre de dominar la naturaleza y este signo, que se quería liberador, está en la base del proceso de alienación. Hemos pasado del ideal de saber contemplativo de los griegos, al conocimiento como medio de dominar y explotar los recursos naturales; pero finalmente, el hombre ha sido considerado como un recurso natural más. Pero hay que ser precavidos: la superación de la perversión original de la Ilustración sólo es posible a través de la propia Ilustración. Adorno propondrá superar la enfermedad de la razón a través de la propia enfermedad. Estas ideas, que son centrales en el pensamiento de Horkheimer, ya están esbozadas en el segundo de los escritos analizados en el que se realiza una amplia crítica del pensamiento moral de Kant, cuyo idealismo individualista le hace incapaz de ver la contradicción entre el subjetivismo de la acción y sus efectos objetivos, llegando a la afirmación de que la confusión entre fantasía y realidad convierte a la filosofía idealista en pura magia. Para Horkheimer el error básico de Kant es considerar que existe una coincidencia básica de los intereses de todos los individuos de tal forma que puede suponer que el bienestar común surge, sin fricciones, de personas autónomas que actúan y deciden individualmente. Pero esta consideración es falsa. Las diferencias en los intereses de los individuos son insalvables por su posición relativa dentro del engranaje económico que les enfrenta en antagonismos irreconciliables. Sólo cuando estas formas económicas antagónicas, cuya introducción significó en su momento un progreso extraordinario, sean sustituidas por otras formas de vida social en las que prime la necesidad racional en favor del interés general, será posible esta coincidencia de los intereses individuales. Mientras tanto el ideal kantiano no puede tacharse sino de utopía.
El análisis de la posición del individuo en el proceso laboral (recordemos la centralidad del concepto de trabajo en Marx) no deja lugar a dudas: ningún individuo controla el efecto de su trabajo sobre la felicidad o miseria de los demás. La solución propuesta por Horkheimer en ese momento, "la inclusión planificada de cada miembro en el proceso laboral, dirigido conscientemente", tiene hoy un indudable regusto prosoviético y posiblemente no sería suscrita por el Horkheimer de años posteriores pero en los momentos en que escribe las líneas comentadas, todavía no se han destapado las miserias burocráticas del estalinismo.
Conclusión.
Horkheimer escribe los artículos comentados en el año 1933, un año después del ascenso al poder de Hitler y el mismo año del cierre del Instituto de Ciencias Sociales en Frankfurt por las presiones nazis. En ellos se vislumbran muchos de los temas que serán centrales en su obra posterior y en la de la Escuela de Franckfourt en general. Horkheimer, defiende el materialismo mediante la reivindicación de una nueva racionalidad, no meramente instrumental, en la que pueda fundamentarse una moral que si bien no dependerá de esencias absolutas, será al menos suficiente para perseguir unos ideales emancipadores.
Está definiendo con ello una ética ‘negativa’: no podemos establecer qué cosa sea lo bueno, pero sí podemos detectar lo malo e intentar erradicarlo. Mediante esta sistemática podremos, en sucesivos avances, irnos acercando a lo bueno. La dimensión histórica de su pensamiento es básica y aunque no rechaza la idea de saltos hacia atrás (cómo no, en la situación política de la Alemania del 1933) mantiene el convencimiento en la posibilidad de dichos avances. Frente a las corrientes filosóficas más en boga en la época (neopositivismo y filosofía analítica) defenderá la necesidad de integrar ciencia y filosofía, ya que no es posible defender la eficacia de los medios para lograr un fin sin cuestionarse sobre la adecuación del propio fin a las verdaderas necesidades humanas. Y, por ello, criticará como insuficiente la lógica formal implícita en aquéllas ya que no se interroga sobre los verdaderos anhelos de la humanidad. Horkheimer busca la racionalidad de los fines últimos en los propios ideales ilustrados (libertad, igualdad y justicia) como si de una nueva ética material se tratase en pos de una objetividad irremisiblemente perdida.
Al propio tiempo es plenamente consciente de la contradicción latente en los ideales ilustrados que desencadenan el proceso de alienación. Y con ello entra en un callejón sin salida que paralizará su pensamiento: no hay escritos notables de nuestro autor posteriores a la "Dialéctica de la Ilustración". Será la segunda generación de la Escuela de Frankfurt (Habermas a la cabeza) quien, reconociendo la imposibilidad de la objetividad en materia de fines últimos, reconocerá como mínimo la posibilidad de la intersubjetividad y abrirá el camino hacia una nueva utopía: la comunidad ideal de comunicación.

Jürgen Habermas


Jürgen Habermas es considerado uno de los filósofos contemporáneos más destacados de Alemania. Representa al intelectual crítico, comprometido con los debates sociales y políticos. En vísperas de cumplir 80 años publicamos a continuación una breve cronología de su vida en la que se marcan los hitos más importantes de este heredero de la Escuela de Frankfurt y de la modernidad:

1929: Habermas nace el 18 de junio en Düsseldorf y crece en Gummersbach, cerca de Colonia. Es el segundo de los tres hijos del director de la cámara de industria y comercio local, Ernst Habermas.

1943-1945: Para poder eludir el servicio en las Juventudes Hitlerianas se forma como asistente de enfermería en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. A fines de 1944 es movilizado como tal hacia el frente de combate occidental.

1949-1954: Tras completar el bachillerato estudia Filosofía, Historia, Psicología, Literatura Alemana y Economía en Gotinga, Zúrich y Bonn. Su trabajo de tesis en Bonn, "Lo absoluto y la historia. La ambivalencia en el pensamiento de Schelling", es una investigación sobre el gran filósofo idealista.

1954-1956: Trabaja como periodista independiente para distintos periódicos, entre ellos el Frankfurter Allgemeine, el Merkur, y los Frankfurter Hefte. En 1955 se casa con Ute Wesselhoeft, con quien tiene tres hijos.

1956-1959: Habermas es asistente de Theodor W. Adorno en el Instituto de Investigación Social de Fránfort, dirigido por Max Horkheimer y el mismo Adorno. Horkheimer exige a fines de 1958 el despido de Habermas, por haberse pronunciado contra el rearme nuclear. Antes de que se adopte la medida, decide trasladarse a Marburgo.

1959-1961: Con el apoyo de una beca logra en 1961 la habilitación en Ciencia Política en la Universidad de Marburgo, bajo la supervisión del jurista y politólogo Wofgang Abendroth con un trabajo titulado "La transformación estructural en la esfera pública".

1961-1964: Docente en la Universidad de Heidelberg.

1964-1971: Asume la cátedra doble de Filosofía y Sociología en la Universidad de Fráncfort como sucesor de Horkheimer. Impulsa con vehemencia una reforma educativa e influye de forma decisiva en el movimiento estudiantil para acuñar la posición de la izquierda "constitucionalista". Este proceso lo lleva a un paulatino distanciamiento de los grupos estudiantiles más radicalizados.

1971-1983: Dirige junto a Carl Friedrich von Weizsäcker el recién creado Instituto Max Planck para la investigación de las condiciones de vida en el mundo técnico-científico, en Starnberg, así como la institución sucesora dedicada a las ciencias sociales.

1980: Habermas recibe el Premio Adorno de la ciudad de Fráncfort. Le siguen numerosas distinciones en Alemania y en otros países.

1983: Asume la cátedra de "Filosofía con Acento en la Filosofía Social" en la Universidad de Fráncfort. Previamente ya ocupaba una cátedra honorífica de Filosofía. Paralelamente se suceden las invitaciones de otras universidades e institutos de investigación de Europa y Estados Unidos.

1986: Habermas desencadena un debate que trasciende internacionalmente, la denominada disputa de los historiadores. Critica a Ernst Nolte y otros historiadores la relativización de los crímenes nazis. Nolte había establecido paralelismos entre el "genocidio racial" de los nacionalsocialistas con el "genocidio clasista" del stalinismo.

1994: Tras su retiro, vuelve a trasladarse a Starnberg, donde vive hasta hoy.

2001: Habermas recibe el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes por haber "acompañado el desarrollo de la República Federal de Alemania tanto críticamente como con su propio compromiso", según el dictamen del jurado.

2003: Recibe el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. El jurado caracterizó a Habermas como "un clásico de las ciencias sociales y la filosofía, ejemplo de saber humanista y cosmopolita y, por ello, una cumbre del pensamiento de nuestro tiempo".

2004: Es galardonado por su trayectoria con el Premio Kyoto en el rubro arte y filosofía.
Hoy en día Jürgen Habermas tiene una edad de 80 años


Obras principales:

• 1962: Historia y crítica de la opinión pública. Gustavo Gili. ISBN 978-84-252-2015-9
• 1963: Teoría y práctica; Teoría y praxis. Estudios de filosofía social. Tecnos. ISBN 978-84-309-1423-4
• 1968: Conocimiento e interés, Ciencia y técnica como ideología. Tecnos. ISBN 978-84-309-4520-7
• 1973: Problemas de legitimación en el capitalismo tardío. Cátedra. ISBN 978-84-376-1753-4
• 1981: Teoría de la acción comunicativa: I. Racionalidad de la acción y racionalidad social, II. Crítica de la razón funcionalista. Taurus.
• 1997: Más allá del Estado nacional. Trotta, 4ª edición 2008. ISBN 978-84-8164-144-8
• 2001: El futuro de la naturaleza humana. ¿Hacia una eugenesia liberal? Paidós. ISBN 978-84-493-1249-6
• 2006: Entre naturalismo y religión. Paidós. ISBN 978-84-493-1941-9
• 2006: El Occidente escindido. Pequeños escritos políticos. Trotta. ISBN 978-84-8164-823-2
• 2008: Conciencia moral y acción comunicativa. Trotta. ISBN 978-84-8164-993-2

Aportaciones:


Su Teoría de la Acción Comunicativa es para muchos una de las mayores aportaciones a la ética de la segunda mitad del siglo XX, y sigue siendo todavía objeto de controversias y encendidos debates. La presencia de Habermas en muchos de los problemas a los que ha tenido que enfrentarse la civilización occidental (problemas sociales, políticos, y económicos, pero también discusiones sobre las últimas técnicas genéticas) es un claro símbolo de la fertilidad de los planteamientos de la Escuela de Frankfurt. Por otro lado, las reflexiones actuales de la misma siguen manteniendo, pese al paso del tiempo y la correspondiente evolución, el mismo espíritu crítico que siempre caracterizó a los autores de la Escuela.

Antecedentes neomarxistas

El Neomarxismo, si se puede llamar así, derivó del desmembramiento de la URSS, de un proceso de destrucción aplicado a uno de los ensayos marxistas más trascendentales. Su último vestigio en funciones lo representa Cuba y su curiosa revolución "involutiva".

El estancamiento de la economía cubana es atribuido al sabotaje económico capitalista emanado de EE UU, y sólo la inquebrantable resistencia profideliana explica cómo después de 60 años Cuba sigue sin terminar de echar hacia adelante.

Efectivamente, más allá de una alfabetización general y de unos indiscutibles méritos sanitarios y antidelictivos, el pueblo cubano lleva 6 décadas sumido en niveles de consumo nada envidiables. Su ejemplo contradice la idea marxista de la revolución del sistema capitalista para evolucionar a un estado de bienestar superior y de mayor alcance popular.

La ortodoxia marxista, el Marxismo, nos habla de la destrucción del sistema capitalista por inercia o violentamente, pero en ambos casos se prevé un salto cualitativo en cuanto al bienestar social. Así fue como del régimen esclavista se pasó al feudal, y cómo de este al capitalista. De Perogrullo carece de sentido alguno renunciar a un sistema para volver a fases ya superadas en materia de alimentación, de PTB.

Como sabemos, a la caída del muro de Berlín sucedió el definitivo cierre del sistema soviético. Las economías de los ex miembros de la URRS adoptaron las prácticas burguesas, y paralelamente, ante el fracaso de ese ensayo socialista, los izquierdistas del mundo quedaron sin parlamento, sin teoría
y sin apoyo ideológico.

Fue entonces cuando la estrategia de dominación burguesa y derechista cambia inversamente su ataque a los vestigios marxistas. Recordemos que las protestas y literatura comunistas fueron perseguidas durante más de 40 años, y desaparecidos los principales líderes políticos anticapitalistas.
De hace unos tres lustros para acá, el Imperio cambia su antimarxista. Por ejemplo, ahora la literatura comunista se emite y divulga libremente, podríamos decir que hasta se prostituye a punta de su abundancia. Casi todo lo escritores y novelistas empiezan a hablar sin precaución de las bondades del socialismo postsoviético.

Todo ese movimiento de restauración prosocialista prende a finales del siglo pasado en una Venezuela asqueada de tanta mentira socialdemocrática burguesa. Fue así como nació la idea de un supuesto neosocialismo, conocido como Socialismo Bolivariano o Socialismo del Siglo XXI, ahora suramericano y caribeño, toda una caricatura mal hecha del verdadero Socialismo ortodoxo y marxista. A este movimiento en pleno proceso de avance y desarrollo damos en llamarlo Neomarxismo.

El Neomarxismo

La palabra “neomarxismo” esta conformada de 2 vocablos, de neo que significa nuevo o reciente y marxismo cuya filosofía se basa en el materialismo .Esta fue una disciplina del siglo XX en la que la mayoría de los neomarxistas como Herbert Marcus, Wiesengrund Adorno, Walter Benjamin, Max Horkheimer, Jürgen Habermas, Oskar Negt y Hermann Schweppenhäuser, Theodor Adorno, Erich Fromm entre otros cuyos cuales fueron sociólogos y psicólogos que basa en los primeros escritos de Karl Marx quien antes se enfocaba determinismo económico, más adelante, prefirió enfocarse en una revolución psicológica, más cultural que política.


El neomarxismo se subdivide en las siguientes ramas:

• El marxismo hegeliano

Esta es una rama del neo marxismo donde se enlaza la corriente marxista con la corriente hegeliana y la marxista de forma contradictoria. Marx señalaba que hay en el mundo humano un elemento desajustado que carente de armonía en relación a la totalidad que no es otra cosa que una señal que indica que todavía no se ha alcanzado racionalidad esta contradicción señalada por Marx en el sistema hegeliano se materializa en la existencia del proletariado. La presencia del proletariado contradice la supuesta realidad de la razón, porque la existenia de una clase social entera representa la negación de la razón, Hegel afirmaba que la propiedad es la manifestación exterior de la persona libre, pero el proletariado es la clase totalmente carece de toda propiedad (entonces, no es libre ni es persona)

Resulta que el hombre solo se siente obrando libremente en sus funciones animales, en el comer, beber y engendrar, y todo lo más en aquello que toca a la habitación, y en cambio en sus funciones humanas se siente sólo como animal. Lo animal se convierte en lo humano y lo humano en lo animal, Marx observaba que la realidad sociopolítica está llena de contradicciones que no han sido resueltas, negando así la misma idea filosófica. Marx, postula la necesidad de llevar a cabo la coincidencia entre los hechos y la razón, pero ya no en el plano abstracto de los desarrollos teórico sino el plano social y político.

• El marxismo analítico



Esta es una corriente de pensamiento marxista que surge entre los filósofos y científicos sociales de habla inglesa durante la década de 1980. El marxismo analítico está fundamentalmente asociado a los académicos del llamado grupo de septiembre, así llamados dado que se reunían para discutir asuntos comunes cada dos años en el mes de septiembre. Los miembros del grupo se consideraban pertenecientes y se caracterizaban, en palabras de David Miller, por un pensamiento claro y riguroso acerca que las cuestiones que habitualmente se encuentran ocultas por una niebla ideológica y por otro rasgo significativo, la aplicación de un análisis riguroso de la temática tradicional del marxismo pero suprimiendo categorías filosóficas imposibles de comprobar empíricamente, así como descartando la filosofía de tipo más metafísico y hegeliano presente en Karl Marx.

• El marxismo estructural



Estaba un acercamiento a Filosofía marxista basado encendido structuralism, asociado sobre todo al trabajo del filósofo francés Louis Althusser y sus estudiantes. Era influyente en Francia durante los últimos años 60 y años 70, y también vino influenciar a filósofos, a teóricos políticos y a los sociólogos fuera de Francia durante los años 70. Otro autor del marxismo estructural era el sociólogo Nicos Poulantzas.
El neomarxismo
La palabra “neomarxismo” esta conformada de 2 vocablos, de neo que significa nuevo o reciente y marxismo cuya filosofía se basa en el materialismo .Esta fue una disciplina del siglo XX en la que la mayoría de los neomarxistas como Herbert Marcus. Wiesengrund Adorno, Walter Benjamin, Max Horkheimer, Jürgen Habermas, Oskar Negt y Hermann Schweppenhäuser, entre otros cuyos cuales fueron sociólogos y psicólogos que basa en los primeros escritos de Karl Marx quien antes se enfocaba determinismo económico, más adelante, prefirió enfocarse en una revolución psicológica, más cultural que política.
El neomarxismo se subdivide en las siguientes ramas:

• El marxismo hegeliano

Esta es una rama del neo marxismo donde se enlaza la corriente marxista con la corriente hegeliana y la marxista de forma contradictoria. Marx señalaba que hay en el mundo humano un elemento desajustado que carente de armonía en relación a la totalidad que no es otra cosa que una señal que indica que todavía no se ha alcanzado racionalidad esta contradicción señalada por Marx en el sistema hegeliano se materializa en la existencia del proletariado. La presencia del proletariado contradice la supuesta realidad de la razón, porque la existenia de una clase social entera representa la negación de la razón, Hegel afirmaba que la propiedad es la manifestación exterior de la persona libre, pero el proletariado es la clase totalmente carece de toda propiedad (entonces, no es libre ni es persona)

Resulta que el hombre solo se siente obrando libremente en sus funciones animales, en el comer, beber y engendrar, y todo lo más en aquello que toca a la habitación, y en cambio en sus funciones humanas se siente sólo como animal. Lo animal se convierte en lo humano y lo humano en lo animal, Marx observaba que la realidad sociopolítica está llena de contradicciones que no han sido resueltas, negando así la misma idea filosófica. Marx, postula la necesidad de llevar a cabo la coincidencia entre los hechos y la razón, pero ya no en el plano abstracto de los desarrollos teórico sino el plano social y político.

• El marxismo analítico



Esta es una corriente de pensamiento marxista que surge entre los filósofos y científicos sociales de habla inglesa durante la década de 1980. El marxismo analítico está fundamentalmente asociado a los académicos del llamado grupo de septiembre, así llamados dado que se reunían para discutir asuntos comunes cada dos años en el mes de septiembre. Los miembros del grupo se consideraban pertenecientes y se caracterizaban, en palabras de David Miller, por un pensamiento claro y riguroso acerca que las cuestiones que habitualmente se encuentran ocultas por una niebla ideológica y por otro rasgo significativo, la aplicación de un análisis riguroso de la temática tradicional del marxismo pero suprimiendo categorías filosóficas imposibles de comprobar empíricamente, así como descartando la filosofía de tipo más metafísico y hegeliano presente en Karl Marx.

• El marxismo estructural



Estaba un acercamiento a Filosofía marxista basado encendido structuralism, asociado sobre todo al trabajo del filósofo francés Louis Althusser y sus estudiantes. Era influyente en Francia durante los últimos años 60 y años 70, y también vino influenciar a filósofos, a teóricos políticos y a los sociólogos fuera de Francia durante los años 70. Otro autor del marxismo estructural era el sociólogo Nicos Poulantzas.