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viernes, 25 de diciembre de 2009

Antecedentes de la modernizacion

Antecedentes de la modernizacionLa crisis de la modernidad y su transformación en pensamiento único tras la caída del muro de Berlín (1989) ha ido provocando un debate cada vez mayor en la materia. Sumado al aumento del interés por la ecología y otras revoluciones paradigmáticas (femenina, política, etnicismos, etc), ya no se entiende modernización como un telos, una suerte de paraíso industrial, sino que es analizado críticamente también siendo abandonados en muchos lados la idea de un desarrollo homogéneo. La devastación de África, el estancamiento de Latinoamérica y el atrincheramiento de parte de Asia son ejemplos de aquello, sin contar las propias crisis internas que viven los países del primer mundo. En las teorías actuales se pueden citar los trabajos de Immanuel Wallerstein y su teoría de sistema-mundo que entiende la tendencia a globalizar procesos sin resolver las desigualdades y riesgos sociales.
Muchas de estas tesis son tomadas por movimientos anti-globalización y ecologistas y también pueden ser empalmadas por tesis más agresivas contra el capitalismo como las de Michael Hardt o Antonio Negry.
Durante los años 30, se desató una crisis económica global que ocasionó el derrumbamiento de las economías mundiales, incluyendo la de Estados Unidos, produciendo lo que se llamó "La Gran Depresión." En ese momento, la gran mayoría de los economistas reconocieron su fracaso al no poder explicar las razones del desempleo y de las continuas crisis económicas que afectaron a todos los países.
Con la depresión en pleno desarrollo, Keynes estudia el problema y desarrolla una teoría que publica en 1936 en su libro "The General Theory of Employment, Interest and Money" (La Teoría general del Empleo, los Intereses y el Dinero) . El concepto básico era, que una demanda agregada insuficiente era la causa del desempleo. Esa era una idea nueva y que contradecía las opiniones oficiales. Para entonces, las teorías económicas oficiales estaban basadas en el concepto de que debería haber un equilibrio entre la oferta y la demanda. La nueva propuesta de Keynes se basaba en otro equilibrio, en el equilibrio entre ingresos y gastos, entre la renta y la demanda agregada. Para poner en práctica tal teoría, estando en una etapa de recesión mundial sin precedentes, que causaba cientos de miles de desempleados diariamente en el mundo, los gobiernos debían promover la intervención estatal en la vida económica, con el propósito de lograr el pleno empleo. El costo era el endeudamiento, que convirtió a algunos países tradicionalmente acreedores, en deudores.

La recuperación económica: Al finalizar la guerra, los beligerantes debieron refundar sus industrias, que estaban destruidas. Pero la situación no ayudaba: el endeudamiento y la falta de exportaciones producían la falta de capital en las economías europeas. Europa había pasado de ser acreedora a deudora de América. La competencia de Estados Unidos y Japón desestabilizaba el nuevo comercio mundial. La crisis afectó sobre todo a la minería y la industria del carbón, que fue suplantado por la energía petrolera y eléctrica. Los países más afectados fueron Francia, Bélgica, Rusia y los Balcanes, territorios donde se habían desarrollados las batallas. Las nuevas corrientes industriales que se impusieron entonces fueron las propuestas por dos industriales norteamericanos: el Taylorismo (propuesta por Federico Taylor) y el Fordismo (ideada por Henry Ford). El primero se basaba en la organización científica del trabajo, por el cual se especializaban las funciones, se dividían las tareas y se estudiaban los tiempos de producción.
Tras estudiar las industrias del acero norteamericanas, Taylor propuso simplificar las operaciones, lo que abrió el camino para la invención de nuevas maquinas que reemplazaron a los humanos. El Fordismo propuso la línea de producción, que se basaba en la transportación de las piezas mecánicas por medio de unas cintas, lo que aceleraba el trabajo de los obreros. Estas dos teorías produjeron el resurgimiento de la producción masiva. Estas dos hipótesis fueron las implementadas por las potencias europeas para reactivar la economía. Sin embargo, esta implementación produjo gran malestar en la clase obrera, que se vio relegada a un segundo plano, y la cual sufrió numerosos despidos.
El país que más sufrió la crisis económica fue sin dudas Alemania, quien debía abonar las indemnizaciones por la guerra.

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